El mango es una fruta tropical jugosa y exótica, procedente de la India, que nace del árbol “mangifera índica”, con múltiples propiedades, en sus diferentes variedades comestibles (algunas de sus clases no son aptas para el consumo): aumenta las defensas orgánicas, es antioxidante (gracias a la vitamina E y al selenio), previene y combate la anemia, provee vitaminas A, y E, y sobre todo vitamina C, ya que una sola de estas frutas cubre las necesidades diarias de un individuo adulto; previene el cáncer, controla la glucemia, y repone energías.
Es laxante, antiinflamatoria y muy recomendada para quienes padecen del corazón y riñones, por contener potasio; además es buena para el colesterol y la presión alta. Es diurético por su alto contenido de agua. Por aportar ácido fólico es muy útil su consumo en el embarazo.
Cada 100 grs. aporta 65 calorías, 85 grs. de hidratos de carbono, y muy pocas grasas, por lo cual puede incluirse en dietas para adelgazar.
También debe destacarse que es un fruto que brinda minerales, como por ejemplo, potasio. Esto lo hace muy requerido por los deportistas. Otros minerales que suministra son calcio, magnesio y fósforo. Su aporte proteico es mínimo: 0,5 grs. en 100 grs.
Su gruesa piel de tonos variables (rojizos, amarillentos o verdes) no se come, solo su pulpa de color amarillo, por lo cual deben pelarse. Puede consumirse directamente o en jugos, ensaladas, combinada con berro o rúcula. También puede cocinarse, por ejemplo, en sopas, o convertirse en componente de helados y mermeladas.
Se cultiva en algunas regiones de España (Málaga, Islas canarias, Granada) Israel, Egipto, Sudáfrica, México, Cuba, Brasil, entre otros países.